
Con tus dulces diecisiete, tú, mi bella mía;
él te desposó, más nunca como yo, te amó.
Mujer mía, la vida va de miel a hiel,
tú lo sabes bien.
Mujer, el otoño arremetió en tu primavera,
el verano que siempre ansiaste, fue sólo brisas.
Mujer... yo sé que le pasó a tus sonrisas,
el otoño las secó, el otoño las hizo tierra
y nunca volvieron a brotar.
Tanto te equivocaste mujer de piel y ojos de sal,
de corazón lleno de olas azules,
de manos nobles, de manos duras,
manos de mar;
duras como tu corazón, después.
Mujer, por qué le creíste,
qué te enamoró, qué le viste.
Ese hombre de mi puerto te alejó,
luego él, nuestros cuerpos en yagas convirtió.
El amor que hizo florecer él,
tu sangre, tu piel.
Si, él una vez te amó y luego odió,
una vez tuvo tus besos, luego los odió,
una vez durmió en tu seno, luego lo odió,
una vez te vió llorando, te odió.
No le culpo, yo también te amé y luego te odié.
Vida de la mía, dulces diecisiete,
perdóname tú, mi bella, mi buena Chuminga mía.
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