lunes, 11 de junio de 2012

Vida



La luna va cayendo y con ella mi cuerpo inerte,
las olas nos mecen e intentan salvarme
¡¡no lo consiguen!!.
El mar me acoge en su lecho, sabe que siempre lo amé;
el mar se apiada de mí, de mi cuerpo lánguido,
de mis piernas cansadas y sin fuerzas,
de mi rostro dulce y sin sonrisas,
de mis pechos yermos y llenos de sal,
El mar me abraza y yo continúo muerta.
Tú no lo sabes,  no me llorarás.

Esta noche soy más vulnerable que aquellos,
que yacen bajo los escombros de la furia de mi tierra,
ellos ya no sufren, viven en sus reinos.

Yo en mi soledad estoy fría, ella también me ha matado.

Negra triste alma mía, desazón,
estoy a mil metros bajo tierra...
pero aún así mis ojos siguen abiertos,
miro mi cuerpo sepultado y continúo viendo;
veo tu rostro, me alzo a besarte, no te alcanzo.

La muerte vino a buscarme y con ella, esta noche, me iré.

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