lunes, 13 de septiembre de 2010

Juan de las culebras

Clara de despertó en plena noche, podía oír claramente el ruido que hacían los grillos antes de la madrugada. Qué sueño más raro había tenido, planetas lejanos gobernados por máquinas, súper héroes humanos que asesinaban máquinas con sólo una mirada. Se levantó perezosa, abrió un poco la cortina, no vio nada extraño sólo unos ojos brillantes a lo lejos, pensó que sería un gato negro husmeando la basura, intentó seguir durmiendo, pero los malditos sueños se volvían a apoderar de su almohada; entonces se levantó, decidió salir a caminar un rato, el día despuntaba gris y frió, estaba amaneciendo, oía el alegre canto de los pájaros que a ella tanto le gustaba y el olor a hierba fresca de aquella mañana.

Caminó unos diez minutos y vió la casa vecina hecha de piedras que le traía recuerdos de su infancia, se detuvo unos instantes a observarla, la puerta estaba abierta y sin pensarlo entró como Clara entraría a su propia casa en El Peñón. El piso de piedras desniveladas, su interior había una luz tenue que regalaba una lámpara de gas, hacía mucho frío ahí dentro y la piel se erizaba. Miró a su alrededor y vió varios ovillos de alambres de púas, entre ellos se deslizaban serpientes de todos los tamaños... Un espectáculo espeluznante no podía moverse, estaba paralizada, intentaba hablar, pero no salía palabra alguna de sus labios, aparecío un hombre con los cabellos largos, pegajosos, negros, y un anticuado flequillo, llevaba una camisa blanca abierta y anudada en el ombligo, una gran serpiente en su cuello, éste hombre se llamaba Juan de las culebras.

Invitó a Clara a adentrarse más a su casa, ella con mucho miedo aceptó, le daban pánico las serpientes, y aún así lo siguió , no podía huír, ni siquiera lo pensaba, el hombre la guío al patio y mostró un agujero inmenso cavado en el suelo. Clara se acercó y miro al fondo de ese profundo pozo, qué espantoso espectáculo, serpientes hambrientas al fondo, podía ver en la oscuridad sus horribles dientes. Él nunca habló y sin emoción arrojó a Clara al pozo, ella gritó horrorizada, antes de llegar al fondo, se despertó.

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