
Mirando el mundo,
escondida detrás de la cortina, observando,
quieta, pasiva, siempre esperando.
Siempre atada de manos y labios;
con ganas de romper los cristales que te alejan de tu vida,
innoble campesina.
Continúo mirando el final, siempre llorando;
no percibo olores ni oigo tu canto,
sólo colores que veo tan lejos;
un arcoíris que aturde mi ver y hace añicos mi vivir.
Ya no te quiero, amado ... ¿cuándo lo has de entender?
he de soñar otro nuevo amor en mi piel una vez y otra vez.
Continúo en mi ventana, quieta, pasiva y sigo esperando;
veo los colores y se calma mi llanto,
permanezco mirando, observando y siempre callando.
Oscuros caminos los del sociego,
negros caminos el de no querer caminar en soledad,
en temer a la vida es mi gran verdad,
en no llenar mi alma de leche y pan.