lunes, 1 de marzo de 2010

Esta noche.

Fragilidad, bofetada de hielo.
Que en un segundo, me deja inerte,
me vuela la cabeza
y como si nunca hubiera existido
en cenizas me convierte.

Somos un grano de arena en un árido desierto y...
¿si no hemos amado?, ¿si no hemos soñado,
ni hemos sido por otros amado?, ¿volveremos?.

Esta noche soy más vulnerable que la vida misma,
la muerte toca mi ventana, desea entrar y temo.

Los instantes bellos vienen a mi mente y pienso...
no he hecho nada para morir así, no he vivido,
ni siquiera he amado, ¿cómo puedo morir ahora?.

Quiero ser recordada, quiero ser por ti llorada,
por última vez por ti besada; mas sé que no vendrás,
sé que no llorarás mi ausencia y sé que no me recordarás.

En tu mente no quedará el color de mis ojos negros,
ni el susurro de amor que al oído te di,
no quedará el frenesí de mi pecho agitado por tus besos,
ni mi dulzura... mujer de miel rendida a tus brazos.

Yo que tanto amé y besé con locura cada centímetro
de tu piel joven, dulce y mía; sin embargo, ahora agonizo.

La muerte ha venido a buscarme,
me llevará a su aterradora guarida de oscuridad, de dolor, sin ti.

Tú, eres vida, gozo y sociego,
agua feliz que baña mi desierto,
¿cómo pudiera haberte enamorado yo?,
ilusa golondrina invernal,
que he estado muerta mil veces...
Ya nada me consuela, odié mi vida triste, ajena y dolorida.

Tal vez es mejor así, no respirar.
Hay tantas formas de morir...
muero por última vez y anhelo tanto vivir.

La luna va cayendo y con ella mi cuerpo inerte,
las olas nos mecen e intentan salvarme...¡¡no lo consiguen!!.
El mar me acoge en su lecho, sabe que siempre lo amé;
el mar se apiada de mí, de mi cuerpo lánguido,
de mis piernas cansadas y sin fuerzas,
de mi rostro dulce y sin sonrisas,
de mis pechos yermos y llenos de sal,
El mar me abraza y yo continúo muerta.
Tú no lo sabes, no te importará, no me llorarás.

Esta noche soy más vulnerable que aquellos,
que yacen bajo los escombros de la furia de mi tierra,
ellos ya no sufren, viven en sus reinos.

Yo en mi soledad estoy fría, ella también me ha matado.

Negra triste alma mía, desazón,
estoy a mil metros bajo tierra...
pero aún así mis ojos siguen abiertos,
miro mi cuerpo sepultado y continúo viendo;
veo tu rostro, me alzo a besarte, no te alcanzo.

La muerte vino a buscarme y con ella, esta noche, me iré.